jueves, 7 de octubre de 2010

La naturaleza del monstruo

Caí en la desgracia de encontrar tus fotos mientras buceaba en lagos de oro, de fuego embotellado. Las recogí y las miré con los ojos empañados de ceniza y humo mientras nadaba de vuelta a las playas de cristal.
Empapado pero seco, dejé los árboles muertos sobre los que me apoyaba, tambaleándome a través de las canteras de cien montañas hasta derrumbarme en la cama sin el menor rastro de cansancio.
Me quedé observándote, contemplando aquella miniatura de ti como si en realidad fueses tú. Derramé mis pupilas sobre mi pecho recordando, recordando el sabor de la divinidad que habitaba tus labios, el olor de las fibras que componían la enramada de tu cabellera. El horror de saber con certeza que me había contaminado sin remedio.
Tiré tus imágenes rotas en pedazos, bramando con la ira del que ve frustrada su vida por el miedo a la muerte. Recordándote. Corrí a zambullirme en el olvido del abrazo salvaje del color de los ciervos y el aroma de la abominable decadencia de la vida. Hastiado, incapaz de soportar el peso de mi propia sombra, me sumergí hasta saciar por completo mi sed.
Arrastrándome sin tocar el suelo, postrado de pie, subí al desván. Encendí la luz, borracho de tus fantasmales senos mientras la realidad me golpeaba robándome la nube de inconsciencia que había trasegado. Avancé por la garganta de la avaricia que me rodeaba y llegué hasta la gigantesca bestia que allí había encadenado. Del tamaño de un oso, su gigantesco cuerpo jorobado, deforme, imponente y temible estaba cubierto por una piel arrugada como el pergamino y negra como el carbón. Sus largos brazos, acabados en manos demacradas de uñas rotas, colgaban casi sin vida de sus costados. Me oyó llegar y alzó la cabeza, ceñida su frente por una corona de claveles turcos, mirándome con los ojos más tristes y más hermosos que había visto nunca.
Me acerqué a la bestia, solté sus manos y sus pies y sonrió, la sonrisa más sensual que me habían dedicado jamás. Me eché sobre ella y le dije: "devórame y nunca más me dejes solo contigo".

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